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Haïti : razones de la intervencion militar

Sábado 20 de marzo de 2010

¿Por qué EEUU asume el comando político-militar del país?

por Alejandro Iturbe

El terremoto que sufrió Haití en enero pasado, nos mostró las dolorosas imágenes de una dura catástrofe natural castigando al país más pobre de Latinoamérica. Por detrás de esas imágenes, pudo verse también cómo décadas de colonización imperialista (en especial, la última ocupación militar, camuflada como "misión de paz" de la ONU, la Minustah) mantuvieron y agravaron la falta de infraestructura que hizo que el impacto del terremoto, en costo de vidas y personas afectadas, fuese aún mayor.

En ese marco, se produce un hecho nuevo en la situación de Haití con la llegada de 15.000 soldados estadounidenses, entre ellos numerosos "marines" que, en los hechos, han asumido el control político-militar del país y reemplazado a la Minustah como fuerza principal de la ocupación. En otras palabras, el gobierno de Obama, aunque sin decirlo explícitamente, ha dejado de lado la "máscara de la ONU". ¿Por qué se produjo este cambio?

Las varias formas del dominio estadounidense

Como parte del Caribe, Haití integra la región que la burguesía imperialista estadounidense considera su "patio trasero", en la que tendría el "derecho natural" de intervenir política y militarmente para garantizar la defensa de sus intereses.

En el caso haitiano, esto se expresó de varias formas a lo largo del siglo XX. Por ejemplo, entre 1915 y 1934, se expresó a través de una ocupación militar directa; entre 1957 y 1986, a través de la sangrienta dictadura de los Duvalier (Papa Doc y Baby Doc). Luego de que las masas derribaran el régimen duvalierista, pasó a ser dominante la figura de Jean-Bertrand Aristide, un sacerdote católico que había adquirido prestigio en los barrios de Puerto Príncipe, durante la lucha contra Baby Doc, y ganó las elecciones de 1990, pero al que los militares impidieron de asumir.

El período de los gobiernos de Arisitide (1994-2004) se abrió y se cerró con dos invasiones de los marines. La primera para instalarlo en el poder, previo acuerdo con el entonces presidente de EEUU, Bill Clinton, de aplicar políticas fondomonetaristas y que impulsase la instalación de empresas maquiladoras del vestido.

La segunda fue para sacarlo del poder, luego de la negativa de su gobierno de compartir con la oposición (formada por viejos duvalieristas y también por disidentes de su partido) el usufructo de los fondos de la ayuda internacional al país, transformada en la principal fuente de recursos de Haití.

Se inició así una guerra civil entre ambos bandos que mostraba la extrema dificultad de la burguesía haitiana para garantizar la existencia de un estado propio, no sólo en el desarrollo de la infraestructura necesaria, sino fundamentalmente en la creación de los mecanismos de convivencia interburguesa para dividir los recursos del estado (o la clara imposición de un sector sobre otro).

La ocupación de la Minustah: un salto en la colonización

El gobierno de Bush, entonces, ordenó la invasión de los marines para parar la guerra civil, "restaurar el orden" y evitar que la desestabilización pudiese extenderse a la vecina República Dominicana y, más en general, hacia la región caribeña. Al mismo tiempo, se trataba de recuperar las condiciones de "estabilidad" para las empresas maquiladoras.

Sin embargo, durante el gobierno de Bush, EE.UU. ya había iniciado dos guerras de ocupación (Afganistán e Irak). Por eso, el imperialismo consideró mejor que esta nueva ocupación no fuese garantizada por los propios marines sino por tropas de otros países, camufladas como una "misión de paz" de los cascos azules de la ONU (la Minustah).

Camuflaje al que, inicialmente, contribuía el hecho de que la mayoría de los soldados de la Minustah proviniese de países latinoamericanos. Especialmente, que fuese comandada por tropas de Brasil, país por el que el pueblo haitiano, por razones culturales, siente un gran cariño.

Pero que no podía ocultar el hecho de que, con la permanencia de las tropas de la ONU, Haití se había transformado directamente en una colonia. La Minustah representaba el poder real, la base de este "estado colonial", mientras que las "autoridades electas" haitianas (el gobierno del presidente René Preval, el Parlamento) sólo representaban una "vestimenta" para intentar disimular la situación colonial.

Que la Minustah era el verdadero poder en Haití, por un lado, y que su misión no era "ayudar" al pueblo haitiano sino defender los intereses del imperialismo y de las empresas maquiladoras, quedó cada vez más claro a partir de hechos como la durísima represión a la "rebelión del hambre", en 2008, y a los reclamos de aumento del salario mínimo, en 2009. En todos los caso, Preval apoyó esta represión y su imagen también fue desgastándose.

Ya no había margen para jugar el papel de "buenos amigos". Al mismo tiempo, esta clarificación de su verdadero rol represivo comenzó a aumentar el odio de la población contra la Minustah e inició un proceso de erosión del papel de las tropas ocupantes, Es en este marco que se produce el terremoto.

Segundos afuera

Frente al terremoto, la Minustah y la estructura de la ONU en el país se mostró incapaz de organizar y garantizar absolutamente nada. Además, en medio de la catástrofe, los funcionarios civiles y militares de la ONU aparecían mucho más preocupados en salvarse a sí mismos y, algunos, en salir del país que en ayudar a los hatianos.

En este contexto que el gobierno de Obama decide mandar los 15.000 soldados a Haití. Es decir, dejar de lado (o, al menos, pasar a un papel secundario) el camuflaje de la ONU y asumir directamente el control del país. Es decir, ahora el "estado colonial haitiano" está sostenido por esta tropas y el gobierno de René Preval ha pasado a ser un lacayo directo del imperialismo estadounidense.

La decisión de Obama se origina en necesidades que no tienen nada de "humanitarias". En primer lugar, para evitar que, en un marco de debilitamiento del poder de la Minustah, la terrible situación derivase en una insurrección o un estallido de desesperación del pueblo haitiano. Algo que está latente en todo momento, a partir de la falta absoluta de recursos y de los negociados que se están haciendo con la escasa ayuda que llega a través de la ONU o las ONGs. Por ejemplo, la movilización realizada en Petionville, un barrio periférico de Puerto Príncipe, denunciando al alcalde local, Lydie Parent, por acaparar comida para revenderla y no distribuirla a las personas hambrientas.

Por eso, para evitar estas manifestaciones, las tropas estadounidenses en Puerto Príncipe están trasladando parte de los cientos de miles de sin-techo que provocó el terremoto hacia campamentos aislados, bien lejanos del centro de la ciudad.

La otra preocupación del gobierno Obama era impedir que la desesperante situación e Haití provocase una masiva emigración de "balseros" haitianos hacia las costas de EEUU. Por eso, además, Obama ordenó a la Guardia Costera de EEUU reprimir duramente a quienes intentaran esa alternativa.

Otro aspecto que busca el desembarco de los marines es asegurar que los negocios que surgirán de la reconstrucción de Haití queden en manos de empresas estadounidense (recordemos el antecedente de Irak), desplazando a las de otros países. Algo que ya ha provocado malestar, por ejemplo, en la empresa constructora brasileña Odebrecht, muy ligada al gobierno de Lula, el que, por haber jugado hasta ahora un papel importante en la ocupación, esperaba una tajada mayor.

Obama intenta transformar la necesidad en virtud

Al mismo tiempo, Obama se aprovecha de dos elementos para "venderle" al pueblo estadounidense esta nueva invasión. El primero es que aún conserva parte importante de su prestigio popular (a Bush le hubiera resultado mucho más difícil hacerlo). El otro es presentar el envío de las tropas como una "misión humanitaria" y así empalmar con el sentimiento natural de solidaridad que despertó la catástrofe del pueblo haitiano. Algo que, hasta ahora, le ha dado un buen resultado ya que encuestas recientes muestra que una mayoría de los estadounidenses aprueba este envío de tropas.

Pero si esa campaña le ha dado resultados en EEUU, la realidad deja muchos menos márgenes para "jugar al bueno" en Haití y ya se ven los primeros síntomas de rechazo a esta nueva ocupación: pocos días atrás, cientos de manifestantes protestaron frente al cuarte de la policía judicial, actual sede de gobierno, donde el presidente René Preval se reunía con el Bill Clinton, designado por Obama como uno de los coordinadores del "operativo Haití".

Otros cientos se manifestaron a la embajada estadounidense. Una de ellos gritaba: "Nuestros hijos se queman al sol. tenemos derecho a un cobijo", mientras el propio Clinton reconoce que casi no ha llegado ninguna ayuda ala población haitiana: "Lamento que tarde tanto en llegar", dijo.

Armas para garantizar las ganancias

El régimen capitalista e imperialista, que intenta proyectar la imagen de que la crisis ya terminó y que entramos en una época de sueños, agoniza y va volviéndose cada vez más perverso. Por eso aprovecha la devastación causada por el terremoto en Haití para buscar aumentar sus ganancias.
Se incrementó la ocupación militar con el pretexto de ayudar a los sobrevivientes del terremoto y participar en el esfuerzo de reconstrucción del país. En la realidad, además de que la ayuda enviada ha sido completamente insuficiente, este aún es controlada por los gobiernos imperialistas y sus instituciones, como la ONU.
Los más optimistas hablan de un total de 1,5 mil millones de dólares en ayuda financiera para Haití. El gobierno haitiano calcula que necesitan de 3 mil millones de dólares para reconstruir el país. Sin embargo, Barack Obama envió 100 millones de dólares al país caribeño, una suma bastante modesta en comparación con los 500 mil millones de dólares donados a las empresas de autos o a los 700 millones de dólares destinados a los bancos. La cantidad de dinero destinado a salvar a los capitalistas llegó a la astronómica cifra de 2,2 billones de dólares.

La mentira de la ayuda humanitaria

¿Será que alguien cree que la dupla Bill Clinton-George Bush está con los miles de víctimas de la tragedia haitiana? Todo eso no pasa de ser una farsa. Tanto es así que para su supuesta “ayuda humanitaria” llevaron a Haití 12 mil soldados norteamericanos (incluyendo dos mil marines), que se unieron a las tropas de la Minustah (lideradas vergonzosamente por Brasil), calculadas en ocho mil; pronto deben llegar 3500 soldados de la 82ª. División Aerotransportada de Infantería del Ejército.
A manera de refuerzo enviaron el destructor Higgins y el portaviones Carl Vissom cargado con 19 helicópteros, los Black Hawk los cuales aterrizaron y ocuparon el palacio presidencial. En las próximas dos semanas deben llegar el crucero Normandy y la fragata Underwood, ambos equipados con misiles dirigidos. También irá el navío anfibio Bataan, acompañado de otras dos naves del grupo asalto anfibio: el Fort MacHenry y el Carter Hall.
Haití necesita 12 mil médicos, pero Obama envió 12 mil soldados. De esa forma los “verdaderos jefes de la ocupación” llegan al país.

La tragedia como garante de los lucros

¿Cómo explicar entonces que dos ex presidentes de la mayor potencia del mundo fueron designados para cuidar a Haití? Un país donde apenas un cuarto de las carreteras nacionales están pavimentadas, un país donde todos los días falta energía, los puertos son antiguos, un mercado interno donde 75% de la población vive con menos de US$ 2 dólares por día. En fin, la nación más pobre de occidente.
La verdad es que la ocupación garantiza la explotación de la mano de obra más barata de América Latina, particularmente en las zonas francas y prácticamente en todo el territorio.
Los Estados Unidos se aprovechan del terremoto para colocar sus tropas y canalizar para beneficio de sus empresas la reconstrucción del país. Eso explica las tímidas protestas del gobierno brasileño. Al final están arrancando de las manos de las contratistas brasileñas, como Camargo Correia y Odebrecht, rentables negocios. La OAS, ya logró la licitación de una carretera haitiana cuyo valor es de 145 millones de dólares.
Haití tendrá buenos negocios con la reconstrucción de los aeropuertos, puertos, hospitales, escuelas, viviendas, infraestructura urbana, redes de saneamiento, energía eléctrica, etc.; una tentación para quien enfrenta una crisis económica y necesita nuevas inversiones.
Además la presencia de las multinacionales que explotan al pueblo recuerda los tiempos de la esclavitud. Son empresas como Nike, Adidas, Gap, Reebok Levi’s, Tommy Hilfiger, American Eagle, Calvin Klein, Kmart y muchas otras las que producen sus artículos pagando salarios de hambre a los trabajadores. Estos laboran en verdaderos campos de concentración sin derecho a organización sindical. El desempleo en el 80% de la población presiona a los trabajadores a aceptar esas condiciones miserables.
La Compañía de Tejidos Norte de Minas (Coteminas), del vice-presidente de Brasil, José de Alencar, está a punto de instalarse en Haití. La empresa pretende utilizar el país como plataforma de exportación para los Estados Unidos, aprovechándose del Tratado de Libre Comercio (TLC) existente entre las dos naciones. Así, la empresa conseguirá huir de los altos impuestos de entre 25% y 27% cobrados en Brasil por la exportación a los EUA. De acuerdo con el presidente de la Coteminas, José Gómez, hijo de José de Alencar, en una entrevista al Valor Econômico cuyo título era “Misión de paz abre oportunidades para empresas brasileñas en Haiti”, después de todo el esfuerzo militar brasileño “el país tiene derecho a defender un trato preferencial”. De esta forma, se revela con toda crudeza la verdadera razón de la ocupación militar en Haití. Actualmente, Coteminas proporciona las telas para todos los uniformes de las Fuerzas Armadas.
Los beneficios son obvios; además de la proximidad y el acceso diferenciado a los EUA, la mano de obra haitiana es muy barata. Una costurera en Puerto Príncipe recibe US$ 0,50 por hora, una remuneración inferior a los US$ 3,27 pagados en Brasil, y muy debajo de los US$ 16,92 pagados en EUA. Los salarios haitianos son inferiores hasta para los US$ 0,85 pagos en el litoral de China. Pierde apenas para los US$ 0,46 pagados en Vietnam, o a los US$ 0,28 de Bangladesh.
Por fin, ganan también las clases dominantes de Haiti, blancas y ricas que cuentan con latifundistas y burgueses industriales, quienes representan el 3% de la población. Sus mayores representantes son Reginald Boulos, presidente de la Cámara de Comercio e Industria que presiona a la Minustah a “usar la fuerza” en Cité Soleil; el ex-candidato a presidente Charles Henry Baker, cuya opinión es que las tropas de la Minustah “son tolerantes con las pandillas”; y Andre Apaid, de nacionalidad norteamericana, líder del Grupo de los 184, extremamente vinculado al imperialismo. Todos ellos son dueños de las sweatshops (“fábricas del sudor”) que se caracterizan por un salario abajo del mínimo necesario para la sobrevivencia, ausencia de cualquier forma de protección laboral, explotación de niños, mujeres forzadas a tomar anticonceptivos, trabajadores expuestos a substancias tóxicas, obligados a turnos de trabajo de hasta 19 horas, acosos sexuales y abusos físicos y psicológicos.

Haití puede dar mucho más ganancias

Hay otros sectores que también están en la mira de las empresas. Como garantía a la crisis, el precio internacional del barril de petróleo se mantiene en más de 70 dólares, o sea, 1.300% por encima del costo medio mundial de extracción.
Lo que acerca a Irak y a Afganistán de Haití son sus pueblos y trabajadores extremadamente empobrecidos que deben ser aún más oprimidos y explotados. Pero, por increíble que parezca no es solamente eso.
Entre el 2010 y el 2030, los Estados Unidos y Canadá necesitarán de un aumento del 17% en el consumo de energía. Los países imperialistas de Europa necesitan incrementar la demanda en 12%; Japón y Corea 13% mientras que China e India tendrán un aumento en el consumo de energía de un 73%.
Es por ese motivo que las tropas imperialistas se mantienen desde hace seis años en Irak y Afganistán. El todavía creciente mercado del petróleo en la región del Golfo Pérsico motiva la invasión y ocupación de las tropas militares.
Sin embargo, se vuelve una posibilidad casi concreta encontrar reservas de petróleo en el Mar del Caribe, lo que también explica y motiva al imperialismo a promover una ocupación militar en Haití.
Los intereses de las Big Oil (grandes empresas de petróleo) se vuelven hacia lo que todavía resta de petróleo. Se estima que podrían ser encontrados en las provincias petrolíferas caribeñas alrededor de 19 mil millones de barriles de petróleo, 73,3 billones de pies cúbicos de gas y hasta 4,9 mil millones de barriles de NGL (Gas Natural Licuado). El mar Caribe está rodeado por los países continentales de México, Belice, Guatemala, Honduras, Panamá, Colombia, Venezuela y las islas de Cuba y Haití.
Un cinturón sedimentario rodea del oeste al norte el Mar Caribe, conteniendo la cuenca norte de Cuba, cuya colosal estructura geológica se extiende desde Honduras/Guatemala/Belice y el este de México, atravesando Cuba y Haití. En el lado oeste, la porción del cinturón sedimentario que contiene la cuenca norte de Cuba tiene como límite las cuencas de Sierra Madre de Chiapas y de la plataforma de Yucatán. En el lado opuesto, al este, la extensión del cinturón que contiene la cuenca de Cuba limita con la cuenca del Cinturón Deformado Lesser de las Antillas, el cual se extiende hasta los límites de las cuencas del arco de Tobago y del este de Venezuela.
En Venezuela se encuentra la segunda mayor concentración de campos gigantes del mundo. Hay todavía para encontrar solamente en la región este de Venezuela hasta 26,7 mil millones de barriles de petróleo, 200 billones de pies cúbicos de gas y hasta 10 mil millones de barriles de NGL. La provincia de Maracaibo puede tener todavía hasta 14 mil millones de barriles de petróleo, 33 billones de pies cúbicos de gas y hasta 1,9 mil millones de barriles de NGL.
Regiones situadas bajo aguas ultra-profundas, aún inexploradas en el Mar Caribe, son los bloques de la cuenca de Yucatán (al este de la plataforma de Yucatán y al sur de la cuenca norte de Cuba) y de la fosa de Caimán (noroeste de Jamaica). El golfo de Honduras desemboca en el trend de Caimán, en dirección nordeste.
Ya fueron descubiertas reservas potencialmente considerables en la provincia sedimentaria de la cuenca norte de Cuba, la cual se extiende hacia el este mas allá de Haití despertaron los intereses de las Big Oil y el imperialismo.
En la cuenca de Cuba separaron 74 mil millas cuadradas (120 mil kilómetros cuadrados) que fueron divididas en 59 bloques exploratorios y que serán ofrecidos a las Big Oil bajo el modelo del régimen de partición de la extracción, ya establecido por el gobierno cubano, como quieren hacer con los 50% que sobraron del pre-sal de Brasil.
En el nordeste de La Habana, capital de Cuba, en las profundidades del estrecho de Florida, la petrolera española Repsol-YPF, en sociedad con la estatal cubana CUPET, identificó en el 2004 cinco campos con crudo de alta calidad. Empresas petrolíferas de China y Canadá también prospectan petróleo y gas en la costa de Cuba.
Seguido a esto la United State Geological Survey (instituto geológico) realizó una reevaluación del volumen de crudo y gas todavía por ser encontrado en el sistema petrolífero de la cuenca norte de Cuba. El informe afirma: la cuenca norte de Cuba contiene cantidades importantes de petróleo – de 4,8 a 9,3 mil millones de barriles de petróleo, 9,8 a 21,8 billones de pies cúbicos de gas y de 774 millones a 2,1 mil millones de barriles de NGL.
Hay aún por descubrir en la provincia de Sierra Madre de Chiapas de 866 millones a 1,5 mil millones de de barriles de petróleo, de 1,7 a 3,5 billones de pies cúbicos de gas y de 99 a 222 millones de barriles de NGL. Aún por encontrar en la plataforma de Yucatán va de 279 millones a 2,2 mil millones de barriles de petróleo, de 529 mil millones a 4,7 billones de pies cúbicos de gas y de 30 a 287 millones de barriles de NGL. En el Cinturón Deformado Lesser de las Antillas lo que aún falta por encontrar va de 157 a 6,1 mil millones de barriles de petróleo, de 1,2 a 46,8 billones de pies cúbicos de gas y de 57 millones a 2,3 mil millones de barriles de NGL.

Solidaridad y petróleo

La presencia militar de la Minustah y de las tropas norteamericanas en Haití tiene muy poco de solidaridad humanitaria internacional. Su principal objetivo es la defensa de los intereses imperialistas en la región, que van desde la presencia de la gran industria textil a la garantía de mano de obra barata y también de las posibles reservas petrolíferas en Haití y la región del Caribe.
El presidente Lula ha demostrado ser un fiel aliado de los intereses estratégicos y económicos del imperialismo, manteniendo y enviando más soldados para reprimir al pueblo y a los trabajadores de Haití. El pueblo haitiano no necesita de soldados ni de policías, necesita de solidad obrera, delegaciones médicas y de construcción civil.

Dalton Santos es geólogo de Petrobras. Americo Gomes es abogado especialista en Política y Relaciones Internacionales. Ambos son del Instituto Latinoamericano de Estudios Socioeconómicos (ILAESE).

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