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Manifesto internacional en defensa de los trabajadores de General Motors

Sábado 2 de febrero de 2013, por Robert Paris

Nosotros, sindicalistas, activistas y trabajadores de ensambladoras de carros en Brasil, EE.UU., Colombia, Argentina, Alemania, España, Italia y Francia estamos, hoy, en un día de acción en repudio a los ataques que la multinacional, General Motors, ha aplicado a los trabajadores, alrededor del mundo.

Heemos percibido que GM ha realizado un amplio proceso de reestructuración mundial. Quieren que paguemos por una crisis que no fuimos nosotros quien la que creamos. Estos ataques resultan en mayor precariedad de las condiciones de trabajo, en la reducción y quita de derechos, en la rebaja salarial, en el cierre parcial o integral de unidades productivas y en miles de despidos por el mundo.

Lamentablemente, GM continúa profundizando ese proceso de reestructuración, como forma de ampliar sus ganancias. Para eso, la empresa está realizando ataques cada vez más duros contra los trabajadores.

En los EE.UU., ellos anunciaron que van a cerrar la planta de Michigan, en Grand Blanc. Estamos muy preocupados, con la consecuencia, de eso, para los trabajadores. GM viene, en los últimos años, acabando con puestos de trabajo y derechos, incluso en su propio país.

En Brasil, para los próximos días. La empresa quiere despedir a cerca de 1.800 trabajadores, con el claro objetivo de recortar a los salarios más altos, incluso después de aumentar sus ventas y recibir significativos incentivos fiscales de parte del gobierno brasileño.

En Argentina, se repite esa precarización de las condiciones de trabajo, agravada por fuertes ataques contra las organizaciones de base de los trabajadores y el despido de trabajadores con lesiones laborales.

En Colombia, los trabajadores son duramente explotados, resultando en cientos de accidentados, que la empresa despide sin asumir ningún compromiso social o garantía de empleo. También no se respeta el derecho de libertad de asociación sindical y las negociaciones colectivas.

En España, las condiciones de trabajo y de salud ocupacional están empeorando, con el aumento en el ritmo de trabajo y la falta de reconocimiento por parte de la empresa de los accidentes.

En Alemania, la planta de OPEL/GM Bochum quiere cerrar una importante unidad, recortando el trabajo de miles de trabajadores, que dedicaron su vida trabajando por el sustento de sus familias. En Eisenach, el turno de la noche fue cerrado y uno de los proveedores irá a cerrar y, por lo tanto, muchos empleos están en peligro en la ciudad.

En Glivice, Polonia, también el turno de la noche ha sido finalizado y los empleos están en peligro. En Ellesmere Port, Reino Unido, los trabajadores fueron chantajeados para congelar los salarios e introducir el trabajo flexible en los fines de semana. En Suecia, GM vende la empresa Saab a empresas chinas y la mayoría de los trabajadores están perdiendo el empleo.

En Aulnay-sous-Bois, la planta de PSA (Peugeot-Citroën), en Francia, se anunció el cierre de la planta, causando más de 3.000 despidos y los obreros están en huelga. Nos solidarizamos y declaramos apoyo a los obreros en huelga por la defensa de sus empleos.

También nos solidarizamos con los trabajadores de otros fabricantes de automóviles, que están sufriendo ataques, como de Ford, Chrysler, etc. Los trabajadores de FIAT y Ferrari, en Italia, están en resistencia contra los ataques e intentos de flexibilización de sus derechos.

Esa situación se repite en varias otras plantas de GM esparcidas por el mundo.

Semejante a lo que hacen otras ensambladoras, GM busca dividir a los trabajadores de un determinado país y, de la misma forma, trabajadores de países diferentes, amenazando cerrar plantas en caso que no acepten las condiciones de la empresa. El chantaje ha sido una importante arma de las ensambladoras para tratar colocar, a los trabajadores de una planta o de un país, contra trabajadores de otras plantas o países.

Hoy es posible que los trabajadores industriales internacionales se conviertan en una fuerza capaz de derrotar, hasta incluso, a grandes monopolios internacionales, como GM. Por lo tanto, debemos unirnos, paso a paso, por medio de la coordinación y la unidad de las luchas, alrededor del mundo.

El ritmo alucinante de trabajo de la empresa, que quiere producir más con menos trabajadores, hace que crezca a cada momento el número de obreros con dolencias profesionales, adquiridas en el trabajo, situación que la empresa trata de negar. Después, en muchos casos, la empresa despide a estos trabajadores, a pesar de la prohibición por ley, en varios países. Frente a esta situación, defendemos que el trabajo debe ser un medio de vida, no un causante de muertes y enfermedades.

Queremos mejores condiciones de salud y seguridad en las empresas GM y el fin de las persecuciones a los enfermos y/o víctimas de accidentes en el trabajo, así como la readmisión de aquellos que fueron despedidos.

Los trabajadores de GM tienen el derecho de organizarse para defender sus derechos pero, muchas veces, cuando lo hacen, sus sindicatos son perseguidos y, principalmente, su organización en el lugar de trabajo amenazada constantemente. Defendemos el amplio derecho de organización sindical y el respeto a las convenciones colectivas.

Hacemos un llamado a los trabajadores y sindicatos de todas las plantas de GM, del mundo, para unirnos y solidarizarnos unos con los otros, para defender nuestros intereses de clase.

En este sentido, defendemos:

1) No al cierre de plantas de GM, OPEL, PSA;

2) No a los despidos;

3) Estabilidad en el empleo, medida que debería ser apoyada por todos los gobiernos, especialmente aquellos que beneficiaron a las ensambladoras con fondos públicos;

4) Reducción de la jornada de trabajo sin reducción de salario;

5) No al trabajo precario y fin de la flexibilización de derechos;

6) Mejores condiciones de seguridad en el trabajo y fin del abuso a los trabajadores accidentados y lesionados;

5) Readmisión de los trabajadores lesionados de GM-Colombia, despedidos y apoyo a los miembros de la ASOTRECOL

Asumimos el compromiso de hacer, ampliamente, esta discusión en los lugares de trabajo y organizar esta campaña. Hacemos un llamado a las organizaciones, con representación en GM, a estar juntas con nosotros en esta lucha.

Por eso estamos aquí, en este día de acción global, demostrando al mundo que General Motors no puede irrespetar y someter a sus trabajadores a esta situación degradante, sea a través de despidos y/o de reducción de derechos y salarios.

Es por medio de nuestra unidad y solidaridad, que conseguiremos fortalecer nuestras luchas, nuestras reivindicaciones y nuestros derechos.

¡Es hora de luchar! ¡Vamos a luchar juntos(as)!

¡Contra los ataques globales de GM, globalizar la unidad y las luchas de los(as) trabajadores(as)!

23 de enero del 2013

Trabajadores de Brasil, EE.UU., Colombia, Argentina, Alemania, España, Italia y Francia

Mensajes

  • Es conocida nacional e internacionalmente, habiendo llegado incluso a los tribunales, la relación de empresas como Coca-Cola, Drummond, Oxy, Chiquita Brands, Union Fenosa, entre otras, con bandas paramilitares para amenazar y asesinar a dirigentes sindicales. Muchos empresarios consideran este costo más bajo que satisfacer las reivindicaciones y demandas de mejoras salariales, estabilidad en el empleo y diversos derechos cuando la dirección sindical las defiende consecuentemente, sin venderse ni entregarse; cuando no se cede ante el chantaje económico, el soborno a los dirigentes o las campañas de intimidación y confusión ideológica a todos los trabajadores no les rinden frutos.

    ¡Ha llegado a tal extremo la vocación asesina de una parte del empresariado colombiano que no se limitan a amenazar o mandar a asesinar al dirigente sindical! ¡Amenazan y atentan contra su indefensa familia, contra sus hijos y esposas!

    A las organizaciones sindicales y a los dirigentes a los cuales no pueden comprar y corromper los acusan de “atentar contra el desarrollo empresarial” cuando se reclaman por las vías legales y constitucionales justos derechos y reivindicaciones de todos los trabajadores. Están decididos a mantener a sangre y fuego los astronómicos niveles de ganancia que obtienen a costa del sudor de los trabajadores.

    El actual y los anteriores gobiernos son a la vez responsables políticos de esta situación. Algunos de ellos, con la estigmatización de que tras las luchas obreras y populares se esconde el accionar de grupos armados insurgentes, llegaron a convertirse en la práctica en agentes directos de la masacre. Otros, como el actual, con un discurso más cuidadoso, aceptando en forma hipócrita compromisos hasta con el imperialismo norteamericano para que le validaran el TLC, no adopta ninguna medida para frenar la mano asesina de los empresarios que, desde sus clubes y ante unos vasos de whisky, dan las órdenes de asesinar. ¡El gobierno sabe quiénes son y dónde están! ¡Sólo que son burgueses, de su misma clase, y entonces aplica la política de “hagámonos pasito”!

    Los comités y entidades creados para garantizar la “protección” de los dirigentes no son más que entramados burocráticos que con papeleo dilatan cualquier medida efectiva que permita preservar su integridad. Ese es el más fiel reflejo de la ausencia de voluntad política del gobierno, sólo cubriendo las apariencias.

    La mal llamada justicia, encabezada por la Fiscalía, tampoco hace nada. Las denuncias se archivan una tras otra y sólo alguna alharaca de una “investigación exhaustiva” se da cuando ya nada hay que hacer, sobre el cadáver del dirigente asesinado. Pocos días después la “investigación exhaustiva” termina en lo mismo que todas las anteriores: ¡Nada! ¡Ni un detenido! ¡Ni un condenado! O si acaso, un sicario detenido –tal vez un chivo expiatorio–pero nunca se avanza hacia la ratonera de quienes han dado las órdenes, de quienes han pagado el precio: los empresarios y ejecutivos de las grandes empresas.

    ¡Tomemos en nuestras manos la defensa de los amenazados!

    El movimiento obrero y sindical del país, en conjunto con las organizaciones democráticas, con los partidos de izquierda y con las organizaciones populares, tiene la capacidad para asumir en sus manos su propia defensa y la de los dirigentes amenazados. ¡Sólo falta la decisión de hacerlo!

    ¡Ante esta situación hay que romper el círculo de rutina y burocratismo! El asesinato y la amenaza de muerte a dirigentes y a sus familias no tienen que ser el precio que pagamos por defender nuestros derechos. Tampoco son el costo de una guerra que ni hemos declarado ni de cual somos parte, como falsamente nos acusan para intentar justificar nuestra muerte.

    Tenemos que dotarnos de un plan de defensa, del cual se sientan partícipes todos los trabajadores y con el cual, en forma unificada, nos comprometamos todos los dirigentes, independientemente de las divergencias que sobre cualquier otro punto –político o sindical– puedan existir.

    Cada organización sindical, desde la más alta dirección de las centrales obreras, en sus juntas directivas y en asambleas de base de todos sus afiliados debe discutir democráticamente una resolución y un compromiso al cual no se fallará. ¡A las amenazas y atentados y asesinatos de dirigentes obreros y sindicales responderemos paralizando la producción en la fábrica, en las fábricas vecinas, en la ciudad y a nivel nacional!. Sólo una respuesta como esta golpea directamente el corazón de los que ordenan los asesinatos, es decir, sus ganancias y puede obligarlos a retroceder.

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