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Haïti : La batalla de 18 de Noviembre del 2010

Domingo 28 de noviembre de 2010

La batalla de 18 de Noviembre del 2010

Escrito por Batay Ouvriye

Lunes 22 de Noviembre de 2010

Es una verdadera guerrilla urbana que se dio en Puerto-Príncipe hoy jueves 18 de noviembre de 2010. De hecho, en esta fecha, se conmemora siempre la batalla de Vertières, última en el 1803 de la hazaña de la independencia.

“Siempre”, excepto que en estos últimos años, el gobierno de turno nunca se ha dedicado a recordarse de tales fechas (las hubieran traído demasiado pesadillas y/o problemas con sus tutores). Las organizaciones convocantes (Batay Ouvriye, MODEP, Tèt Kole, PEVEP, CATH, KRD, Kowalisyon òganizasyon kap batay pou tout timoun jwenn lekòl gratis, Bri kouri nouvèl gaye, Inivèsite Popilè, FRAKKA, GREPS, MODJE, Sèk Gramsci) hicieron un llamado amplio distribuido en toda la capital.

Y hoy, una muchedumbre de centenas de personas se reunió frente al ministerio de salud pública, primero para denunciar la gestión del gobierno de Preval y sus acólitos, incapaz y francamente despreocupado por la cosa pública (tiene otras cosas que hacer) y, más precisamente, el show mediático que propone todos los días por periódicos, radio y televisión, llevando estadísticas y “consignas” pueriles (tenemos que limpiarnos las manos con jabón; tenemos que tomar agua tratada solamente – a una población pobre urbana y sobre todo rural, que, de toda su vida, por las condiciones de dominación y explotación descarada que sufre, no ha tenido más que agua de río para funcionar y vivir), pueriles además de sádicas, en vez de trabajar concretamente a mejorar la situación. Además, está también su temor característico en tratar de esconder la procedencia de la epidemia, mientras varias encuestas científicas y de peso la han ya denunciado: ¡son soldados de la ONU, nepaleses más precisamente, que la difundieron, largando sus excrementos infectados en el río Artibonite! …para entonces saber mejor qué y cómo hacer.

Después de dos días de denuncias a gritos y corte de carreteras en Cap-Haïtien (Norte) e Hinche (Plateau Central), peleando a piedras y botellas con las fuerzas represivas de la Minustah y de la policía local hasta ser un tanto sumergidos, los camaradas allí tuvieron que replegarse. En Puerto Príncipe, la denuncia, coordenada, entonces se prendió, juntándose con la preparación de la conmemoración 18 de noviembre desde mucho tiempo planeada.

Luego del sit-in frente al ministerio de salud pública, la manifestación, sumando más y más gente, se dirigió al palacio nacional donde siempre nos bloquean el paso. De hecho, ya en las cercanías, la Minustah estaba allí con sus soldados, tanques, fusiles y gas lacrimógeno que dispararon enseguida, tratando de dispersarnos. Varios tiros se oyeron. Pero, esta vez, ¡bastaba ya! Y, de un solo golpe, la manifestación entera, como un solo hombre, corriendo y a piedras, cargó. Los soldados huyeron. Uno de ellos, se cayó del vehículo y fue recibido con piedras, antes de ser ayudado por los suyos y así lograr escapar.

Nos fuimos entonces al campamento del Champs de Mars cercano, a alentar la población allí cercada y dejada a solas, abandonada en unas humillantes condiciones infrahumanas, mientras los “arquitectos y urbanistas” burgueses planean, bajo mando de las multinacionales del textil y por medio de Clinton y sus ONG, cómo sacarla de “su” ciudad y mandarla en campamentos cercanos a las zonas francas que tienen ya identificadas en las afueras de Puerto-Príncipe.

Algunos se sumaron. Juntos se fue a una de las principales calles cercanas, Lalue, que une esta plaza central a una de las bases de la Minustah más arriba, en Bourdon. En Lalue, todo el camino fue de una receptividad tremenda por parte de la población que, aplaudiendo, igualmente gritaba: ¡Abajo la Minustah! ¡Abajo el cólera! Abajo la Minustah-Cólera! ¡Abajo! ¡Abajo! ¡Basta ya!

En la esquina superior de la calle, sin embargo, nos esperaban fuertes contingentes de la policía nacional. Que lanzó sus gases desde muy lejos. Otra vez el enfrentamiento, a piedras, frente a estos ilegales de policías (en su “democracia”, se puede supuestamente decir su opinión claramente, no?) y a poner barricadas para cortar el tráfico. Pero llegaron unos de sus refuerzos por detrás y por los lados. Y los de la esquina cargaron. Se formó entonces un despelote serio y la gente se dispersó totalmente.

Para reencontrarse ¡sin embargo! Reencontrarse cuatro esquinas laterales más lejos y volver a unirse en el Bwavèna, frente a la cancillería donde los sit-in de protesta han tenido lugar mucho recientemente. Pero otra vez cargaron, con gases y tiros. Dispersarse de nuevo. Para reencontrarse más lejos… y volver al Champs de Mars donde se creó que, por el campamento, las fuerzas represivas no iban a lanzar gases. Es que se nos había olvidado que durante el estallido del hambre del 2008, hasta dentro de hospitales y edificio de maternidad ¡la Minustah había echado gases! Por esto, no tuvieron ningún problema en repetir su crimen ¡cerca y dentro del campamento! (Se habla de personas, niños y mujeres embarazadas, altamente sufocadas).

La mayoría de los manifestantes entró en el recinto de la facultad de etnología cercana. Muy mala idea pensaron otros, por el hecho de que esta facultad es muy accesible y se puede cercar fácilmente. De hecho policía y Minustah llevaron juntos este ataque, con gases en cantidad y tiros a veces bloqueando un gentío adentro. No se podía más. En una escapada memorable, utilizando la barrera visual del mismo gas, se filtró afuera. Hacia dentro del campamento mismo donde la población allí cubría la protesta, ofreciendo albergue, limones y agua. Pero tiraron gases de nuevo adentro del campamento mismo. Y fue cuando se levantaron, obligatoriamente, la población misma del campamento, gritando y sacando ramas con hojas de los árboles cercanos. ¡Un montón! Otros llegaban de más abajo, otros de otras zonas urbanas más lejanas, otros de otros campamentos. Y otros…

La policía, junto con su Minustah, replegó entonces, a toda velocidad y debajo de una lluvia de piedras. Entonces, desde esquinas y callejones insospechados, se reencontró una muchedumbre enorme, subió Lalue otra vez, viró por otros campamentos, a gritos: ¡Fuera Minustah! ¡Minustah-cólera! Se dispersaba de vez en cuando… invadiendo ahora la parte baja de la ciudad y los barrios populares, donde la población vive en una insalubridad tal vez peor que los mismos campamentos, pues se trata de unas de las zonas más afectadas por el terremoto y dejadas todas sin cuidado alguno por los responsables.

Toda la tarde se quedó allí gran parte de la población movilizada y hasta en horas avanzadas de la noche se veían barricadas en fuego y se oían todavía gritos por esta ciudad abajo. No había ni un soldado Ministah ni un policía por todo el área.

Batay Ouvriye, 18 de noviembnre del 2010

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