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La putrefacción en el corazón de la economía estadounidense

Jueves 6 de agosto de 2015, por Robert Paris

La putrefacción en el corazón de la economía estadounidense

En medio de un continuo estancamiento económico en Europa, con la producción de la euro zona (todavía por debajo del nivel de 2007, y la desaceleración del crecimiento en China y en los llamados mercados emergentes, Estados Unidos es a veces presentado como un "punto brillante" en la economía capitalista mundial.

A más de seis años desde que se declarara oficialmente el fin de la Gran Recesión en el segundo trimestre de 2009, la economía de Estados Unidos no se encuentra por ningún lado en el camino hacia una recuperación, de acuerdo a los últimos datos del Ministerio de Comercio.

El ministerio encontró que la economía había crecido a una tasa anual de 2,3 por ciento en el segundo trimestre de 2015 y revisó sus cifras del primer trimestre de una contracción de 0,2 por ciento a una expansión de 0,6 por ciento. Pero la aparentemente mejoría del primer trimestre fue eclipsada por otras revisiones de datos económicos que muestran que las consecuencias de la crisis financiera de 2008 habían tenido un impacto aún más significativo del que se pensaba.
Como señaló el Wall Street Journal, "las revisiones de datos de los últimos tres años muestran que la expansión – la más débil desde la Segunda Guerra Mundial – fue aún menor de lo pensado, con un aumento del PIB a una tasa promedio anual del 2 por ciento entre 2012 y 2014, inferior por 0,3 puntos porcentuales de las estimaciones previas.” El diario pasó a señalar que mientras el crecimiento en el primer semestre del año fue mejor de lo esperado, gracias a la revisión del primer trimestre, “el crecimiento económico, en lo que va del año, ha sido aún más lento que durante la débil recuperación del primer semestre del año pasado y muy por debajo del ritmo de la recuperación global."

En lo que eran considerados como los ciclos "normales" en la economía del pasado, el crecimiento económico en este momento debería estar acelerándose, ya que las empresas comprometieron inversiones en previsión a la expansión de los mercados y mayores oportunidades de ganancia. Ese mecanismo ya no funciona. La inversión empresarial, una vez el motor del crecimiento, se está convirtiendo en un lastre para la empresa misma.

Las cifras del PIB mostraron que por primera vez desde 2012 la inversión empresarial en realidad sustrajo al crecimiento del segundo trimestre. La inversión fija no residencial, que incluye el gasto en software, investigación y desarrollo, así como nuevos equipos y edificios para fábricas, se redujo en un 0,6 por ciento en comparación con el crecimiento del 1,6 por ciento en el primer trimestre.
Una de las causas inmediatas parece haber sido la disminución de la inversión en energía debido a la fuerte caída del precio del petróleo en el último año. Pero la débil inversión en Estados Unidos tiene un significado más amplio. Es parte de una de las tendencias más pronunciadas en la economía mundial en su conjunto, el fracaso de la inversión en la economía real para volver a algo parecido a los niveles que había alcanzado antes de 2008.

Como lo describió el Fondo Monetario Internacional, en su Panorama Económico Mundial publicado en abril pasado: "La inversión fija privada en las economías avanzadas se contrajo fuertemente durante la crisis financiera mundial y ha habido poca recuperación desde ese entonces." En los años posteriores a 2008, la inversión ha sido alrededor del 25 por ciento en comparación con las pronosticadas antes de la crisis. Nada como esto se ha visto en ninguna de las anteriores recesiones de posguerra, señalando el hecho de que lo que comenzó en 2008 no fue un cambio en el ciclo económico, pero una ruptura de los procesos más básicos de la economía capitalista.
La misma tendencia se puede ver en las cifras de salarios. Las tasas de salarios en Estados Unidos, junto con otras grandes economías, están prácticamente estancadas. Los últimos datos del Ministerio de Trabajo de Estados Unidos muestran que los costos laborales aumentaron sólo un 0,2 por ciento para el segundo trimestre, el aumento más pequeño desde 1982. En ese entonces, los EE.UU. se encontraba en medio de lo que era, hasta ese momento, la recesión más profunda desde la Gran Depresión de la década de 1930. La presente cifra, sin embargo, ha sido registrada supuestamente como el sexto año de recuperación económica. Nada como esto se ha visto en la historia económica anterior.

Los datos dejan claro que los bajos salarios no son una característica coyuntural de la economía de Estados Unidos, pero un elemento permanente. Por otra parte, las tendencias económicas subyacentes han sido reforzadas por el programa del gobierno de Obama, que, a través de su "reestructuración" de la industria automotriz en 2009, se propuso hacer de los EE.UU. una economía de bajos salarios.
Los recortes en la inversión y los salarios –dos factores clave de la economía real– están en marcado contraste con el mundo de las finanzas. Desde que alcanzó sus puntos más bajos en 2009, los índices bursátiles de Estados Unidos se han disparado, aumentando casi tres veces. Este es el resultado de la especulación financiera impulsada por el suministro de dinero ultra-barato de la Reserva Federal de Estados Unidos, que ha mantenido su tasa de interés de referencia en o cerca a cero durante casi siete años.

La historia oficial del régimen de baja tasa de interés era que iba a impulsar la inversión, lo que lleva a una expansión económica y la recuperación. De hecho, la política ha llevado al crecimiento del parasitismo en una escala sin precedentes. En lugar de ser utilizado para la actividad productiva, el dinero barato se ha utilizado para financiar diversas actividades especulativas, incluyendo la recompra de acciones y fusiones y adquisiciones de empresas.

No se trata simplemente de que el dinero proporcionado por el Fed y otros bancos centrales de todo el mundo no se haya utilizado para actividades productivas, dando lugar a un lento crecimiento y el estancamiento económico. Ha tenido un efecto aún más destructivo.
Las empresas que hacen nuevas inversiones, pero son evaluadas por el mercado de tener demasiado altos niveles de gastos de capital, son penalizadas a través del precio de la acción, marcándola como potenciales objetivos para las operaciones de adquisición y reestructuración destinadas a aumentar a corto plazo el retorno a los inversores. Si bien este fenómeno se centra en Estados Unidos, es de alcance internacional. Como el economista jefe Andy Haldane del Banco de Inglaterra comentó recientemente, las empresas están "casi comiéndose a sí mismas."

Este fenómeno tiene un profundo significado histórico. En el pasado, el capitalismo ha, destruido vastos sectores de las fuerzas productivas, ya sea a través de la depresión o la guerra. Pero nada como la escala actual de saqueo especulativo ha tomado lugar previamente, un hecho que, en sí mismo, apunta a la creciente putrefacción en el corazón del actual orden económico.

Por otra parte, el crecimiento colosal de la especulación financiera sobre la base de una economía real casi estancada ha creado las condiciones para una nueva crisis financiera, la única pregunta es que evento o combinación de eventos en particular podrían hacerla estallar.
Nick Beams

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