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Sábado 22 de enero de 2011

Revuelta por el pan en Argelia y Túnez

Escrito por Riccardo Bocchese - PdAC

Miles de jóvenes obreros animan la lucha contra los gobiernos

La revuelta del pan se extiende en Túnez. Es la rebelión de los jóvenes que vemos en estas horas en las calles de muchas ciudades de Argelia y de Túnez. Una rebelión extendida y que está contaminando y difundiendo el malhumor contra los explotadores, contra cuántos, y son pocos cientos de personas, que administran el poder durante décadas con los privilegios y la riqueza que esto significa.

El poder del capital responde del modo al que está habituado: la represión, la intimidación, la amenaza, las armas. He aquí pues que, en Túnez, el balance de las víctimas en la última semana de enfrentamientos en Thala y Kasserine ha sido de 50. Según el conteo de la radio tunecina Kalima, los muertos serían, al menos, 16 en la ciudad de Tala, 22 en Kasserine, 2 en Meknassi, 1 en Feriana y 8 en Reguab. Además, numerosos heridos.

Plazas en revuelta en Argelia y Túnez

En Túnez, la revuelta contra el encarecimiento del costo de vida y la desocupación se inició el 17 de diciembre, luego que Mohamed Bouazizi, un ambulante graduado de 26 años, se había prendido fuego en Sidi Bouzid por protestar contra la policía que le había confiscado la fruta y la verdura que vendía para sobrevivir. El suicidio de Mohamed ha iniciado una rebelión inédita y, desde la mitad de diciembre, los tunecinos están en las calles. Sobre todo los jóvenes, conducidos por la desesperación de la desocupación y de la injusticia social.

En Argelia, las protestas han comenzado el 4 de enero como respuesta a la decisión gubernamental de aumentar del 20-30% los precios de los productos alimentarios de amplio consumo, como el pan.

Fuerte aumento de los precios del petróleo y el azúcar. La tensión se está expandiendo en el país, cuyo 75% de los 35 millones de habitantes, según los datos del Fondo Monetario Internacional, tiene menos de 30 años y el 20% de los jóvenes son desocupados. En el último día 4 personas han muerto y cerca de 800, entre ellas 300 agentes, han quedado heridos.

La represión -que en realidad ha tenido el efecto de alimentar la rebelión- ha provocado, incluso, 4 suicidios. Houcine, 22 años, en Menzel Bouzaine ante la multitud, ha gritado "no quiero más miseria y desocupación".

Las razones del descontento de los jóvenes obreros tunecinos son similares a aquellos de sus coetáneos argelinos: la falta de trabajo y de perspectivas. Pero, en Túnez, se agrega el ansia de libertad: la revuelta no es solo contra el alza alimentaria, sino contra la censura y la falta de libertad de expresión.

Los blogs, facebook, la música rap, son las únicas formas de expresión, pero la censura llega, incluso, allí. El gobierno tunecino, ha sacado lo mejor de la protesta, ya que esta empleando hackers de internet para acceder a las cuentas de los activistas en Facebook, Google y Yahoo e interceptar los sucesivos pasos de la revuelta, según lo que denuncia la Comisión para la Protección de los Periodistas (Cpj). Pero la protesta no es sólo la participación de los jóvenes. Existe, por ejemplo, una altísima adhesión de los abogados tunecinos a la huelga del sector: una señal que testimonia la propagación de la protesta incluso entre las clases medias. El grito que sale de la plaza mientras quemaban la foto del presidente Ben Ali, con 23 años en el poder, es "barakat", ¡basta!

Los intereses de Italia y Europa

El ministro de Italia Frattini declara: “Sostenemos los gobiernos de Túnez y Argelia. Nosotros condenamos, en todas partes, la violencia, pero sostenemos gobiernos que han tenido coraje y constituyen una importante presencia mediterránea, sobre todo en la lucha al terrorismo”. Este es el comentario del ministro de Berlusconi ante la brutal represión del gobierno de aquel país. Frattini, por otro lado, es el mismo ministro que fue a Túnez en compañía de otros ministros a recordar al fugitivo Bettino Craxi, asesinado en Hammamet (a 60 Km de la capital), bajo la protección del propio presidente Ben Ali (resultando presidente gracias a un golpe de estado “médico” en 1987, cuando el presidente predecesor, Bourguiba, fue depuesto por la decisión médica de senilidad, facilitado por algunos servicios secretos, entre ellos el Sismi –Servicio para la Información y la Seguridad Militar- italiano). Pero fueron, sobre todo, los negocios los que dictaron esta toma de posición, única en Europa, por el momento. Basta una búsqueda rápida en la red para ver cuán relevante son los negocios italianos en el Magreb: sea con acuerdos por el gas y el petróleo (ENI con los offshore del Mar Mediterráneo justamente frente a Hammamet), sea con las producciones manufactureras a bajísimo costo laboral (por ejemplo, Benetton que hoy cuenta con 5.000 tercerizados que trabajan en el norte de África). No hay que olvidar las finanzas con Mediobanca que participa en una nueva banca tunecina con una cuota del 30%.

Y el gas y el petróleo argelino son, desde hace años, presa de las multinacionales, incluso de la energía francesa y americana, y los fosfatos marroquíes otro tanto. Con todos estos negocios resulta difícil expresarse contra quienes permiten toda esta ganancia.

Incluso Francia y Europa no tienen nada que decir: “Hay un lobby tunecino en París –escribe Le Monde- fuertísimo tanto de la derecha como de la izquierda. Francia sostiene este régimen desde su nacimiento en 1987”.

El miedo del capital: la emulación de la revuelta

La “revuelta del pan”, por primera vez, ha logrado la participación de los jóvenes de Bechar y Maghnia, a lo largo de la frontera con Marruecos que, la tarde del domingo 9 de enero, salieron a las calles a protestar. Pero la emergencia supera los confines del Magreb. La FAO y su economista Abdolreza Abbassian han advertido sobre los precios de los cereales que aumentaban un 50% y sus consecuencias de "riesgos de revueltas sociales". Se registran, entonces, tensiones incluso en Asia, en Sri Lanka, donde ante el aumento de los precios de los productos básicos agrícolas, el gobierno ha decidido movilizar al ejército para comprar los productos de los campesinos y revenderlos a los citadinos.

Que el capital comience a tener algunos temores se intuye por el interés que los medios de comunicación comienzan a dar a esta cuestión que, a fines de diciembre pasado, a pesar de los muertos y los enfrentamientos, no dejaba espacio más que en un pequeño nicho.

Entonces, el primer ministro argelino Ahmed Ouyahia se ve obligado a informar que el Consejo Interministerial ha adoptado “una suspensión y la exención de derechos de aduana, de tasas e impuestos”, de manera temporal, sobre el petróleo y el azúcar, lo que reducirá los precios en un 41% y Ben Ali, de Túnez, se ha comprometido a crear 300 mil puestos de trabajo entre el 2011 y el 2012.

Por nuestra parte, como revolucionarios, no podemos más que ser plenamente solidarios con los jóvenes en rebelión. Su lucha, aun cuando se genere por causas aparentemente distintas es, en definitiva, la misma lucha de los jóvenes que en estos meses han inflamado las calles de Europa, es la lucha para lograr una alternativa al capitalismo y a la miseria a la que este sistema social condena a la humanidad. Una vez más emerge imperiosa la exigencia de coordinar todas estas luchas en el mundo, construyendo una dirección internacional revolucionaria, la Cuarta Internacional, que sepa desarrollar las luchas y las rebeliones en las calles en revoluciones socialistas victoriosas.

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