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La lucha contra los despidos en GM

Miércoles 25 de julio de 2012

General Motors está a punto de despedir a cerca de 1.500 trabajadores, cerrando un sector de la fábrica, conocido como MVA. El Sindicato de Metalúrgicos de Sao José dos Campos inició una fuerte campaña, con el objetivo de evitar esa tragedia.

El ataque es parte de un programa global de restructuración, iniciado durante la crisis mundial. El gobierno de Obama asumió las acciones mayoritarias de la empresa y fueron cerrados 18 complejos en EE.UU., con 37 mil despedidos.

Después de sanear a la empresa, Obama la devolvió a los accionistas. En el 2010, GM volvió a ser la mayor ensambladora del mundo. Se aprovechó de la crisis para despedir, flexibilizar derechos, reducir salarios, intensificar el ritmo de trabajo, aumentar la explotación y las ganancias de la empresa.

Para que se tenga una idea, GM produjo, en el 2010, el mismo número de carros que en el 2008, pero con 40 mil obreros menos. Eso significa que el promedio de carros producidos por GM saltó de 34 vehículos por trabajador, en el 2008, a 44, en el 2011.

Quien pagó por la crisis de GM fueron los trabajadores.

Continúan los ataques

Hoy, GM, está expandiendo sus planes de restructuración al resto del mundo. En Europa, la empresa también está tratando de cerrar fábricas. En Brasil ya despidió a cerca de 2.000 trabajadores, entre las unidades de Sao José y Sao Caetano.

Esos despidos resultan en un efecto dominó para el resto de la cadena productiva. Un costo social altísimo que sólo se justifica por la ganancia de los capitalistas.

Las causas de los ataques

Desde el punto de vista de la facturación, los despidos no se justifican. GM cerró el año de 2011 con una ganancia limpia de US$ 9,3 mil millones. En Brasil, viene batiendo récords de producción y ventas en los últimos 4 años. En el 2012, el mercado de automóviles va a crecer 3%, según GM. Por lo tanto, nuevos récords se avecinan.

Lo que la empresa pretende con los despidos es aumentar su productividad, disminuyendo el número de trabajadores y aumentando el ritmo de trabajo.

En el 2012, se deben producir 27 vehículos por trabajador. Con los despidos, la empresa pasaría a garantizar una producción de 33 carros por obrero, igualándose al promedio mundial.

El plan de GM es forzar a los trabajadores norteamericanos a producir como los latinoamericanos, y éstos como los chinos. Para eso, quiere aumentar la productividad, bajando los costos de la mano de obra.

Dilma necesita cambiar prioridades, defendiendo a los trabajadores y la soberanía del país.

Lamentablemente, la política económica de Dilma viene privilegiando sólo a las multinacionales. El gobierno brasileño aprobó un paquete de incentivos a las ensambladoras con el objetivo de fortalecer la industria nacional y aumentar empleos. Hasta aquí el plan sólo es para las multinacionales.

Altos costos sin garantía de empleos

Los costos para viabilizar los planes del gobierno son altísimos y no son eficientes.

Desde el inicio de la crisis mundial, el gobierno dejó de cobrar, de las ensambladoras, R$ 26 mil millones (US$ 32 mil millones) en impuestos. Eso costó al país el equivalente a R$ 1 millón (US$ 1,22 millones) por vacante creada.

Sólo para comparar, GM gastó cerca de R$ 100 mil (US$ 123 mil) por cada empleado en el 2011. El dinero que el gobierno brasileño soltó equivale a 10 años de salarios de un trabajador de GM. La política económica del gobierno debería, como mínimo, garantizar el mantenimiento de los empleos. Dilma no exigió, ni siquiera, un año de estabilidad a cambio de los beneficios. Además, no está evitando los despidos. El plan del gobierno significa un costo altísimo para las arcas públicas, no garantiza contrapartidas a los trabajadores y es ineficiente en cuanto a la garantía de los empleos, pues las ensambladoras continúan despidiendo.

Empresas despiden con dinero público

El ministro Guido Mantega sustentó que las ensambladoras se comprometerán a no despedir a cambio de los incentivos. No é lo que muestra la realidad.

Las ensambladoras continúan despidiendo, a pesar de recibir dinero público. Por ejemplo, en Scania ya fueron despedidos 120 y la previsión es de más de 320. Volvo anunció 208 despidos. En Volks de Taubaté y en GM de Sao Caetano se iniciaron los PDVs (Programa de Renuncia Voluntaria). En el ABC se estima más de 3 mil despidos. Son todas multinacionales beneficiadas con dinero público. Dilma debería crear una ley que penalice a empresas que despiden.

Ganancia en Brasil, inversión en el exterior

El objetivo del gobierno de fortalecer la soberanía del país no fue alcanzado. Las multinacionales ganan dinero a montones con la explotación de los trabajadores y los beneficios del gobierno, y hace la felicidad de los accionistas extranjeros. El cuadro abajo muestra como las ganancias son enviadas al exterior. Si Dilma quisiese fortalecer la soberanía, debería prohibir la remesa de ganancias al exterior, obligando a las multinacionales a invertir lo que ganan aquí.

La desnacionalización de la producción

La promesa de fortalecer la industria nacional, también, salió por la culata. Al revés de atraer nuevas ensambladoras, la política del gobierno benefició a las tradicionalmente ya instaladas en el país. Además de eso, esas multinacionales, al contrario de aumentar su producción en Brasil, están aumentando la importación.

GM, por ejemplo, es una de las ensambladoras que más importan. Sólo en el 2011 importó 89.800 carros. Con una producción promedio de 29 carros por obrero en Brasil, la empresa dejó de generar más de 3.000 puestos de trabajo con las importaciones.

El gobierno debería prohibir despidos en las empresas que importan, bajo pena de nacionalizar las fábricas que despidan en masa.

Campaña en defensa de los empleos

El Sindicato de Metalúrgicos puso marcha una campaña en defensa de los empleos en GM. El día 27 de junio se realizó una paralización de 2 horas en la fábrica. El día 5 de julio se realizó una gran movilización con cerca de 2.500 trabajadores. Esas iniciativas son parte del plan de luchas del sindicato para resistir los ataques.

Se realizaron asambleas, se imprimieron volantes y más recientemente se conformó un Comité en Defensa de los Empleos con otros sindicatos, centrales y partidos.

En los próximos días deben realizarse nuevas paralizaciones en la fábrica. También está prevista una caravana a Brasilia el día 18 de julio.

Escrito por Félix Mann y Antonio Ferreira de Barros

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